viernes, 15 de abril de 2011

Un minuto de silencio

Extraño un recuerdo
de tu habitación vacía, llena de un desorden ignorable, olor a lavanda.
Fue una tarde de esas que solo la hija del equinoccio regala, con un sol ardiente que se cubría con un manto de nubes violeta, esas que de vez en cuando bajan a besar a los perros callejeros y "chapas" que adornan esa calle tuya.
En ese recuerdo tan entrañable, en medio de papeles, una cama improvisada y una tabla de planchar que fungía de apoyo para los pensadores, se nos antojaba probar los miedos de cada uno, jugar con ellos y en el momento más secreto y sigiloso, asesinarlos con una sonrisa, un rasguño largo o un suspiro ahogado en la agitación de mirar a nuestra racionalidad pasar.

Luego me cubriste de silencio. Tu callabas, yo esperaba y los pájaros arrullaban al futuro.

Es un bonito recuerdo del silencio que merendamos a veces.

1 comentario:

007 dijo...

Tarde inspirada?.
Tres publicaciones.... ya se hacían extrañar.