jueves, 24 de julio de 2014

Cobarde me declaro.


Ha sido un gran error intentar escribir algo en este blog. Me acabo de dar cuenta de que ya soy "grandecita" y que lo que el resto opine de mi a través de la impresión que puede dar este blog, sencillmente me aterra. Viendo esto, puedo decir que lo he convertido en algo demasiado personal y me da vergüenza que vean ese lado de mi, o peor todavía, contra todos mis pronósticos y aspiraciones, he llegado a ser políticamente correcta, tratando cada tecla que presiono como un paso más hacia la concreción del currículum vitae ideal. En otras palabras, me he vendido.

Una parte de mi se justifica, no me vendí antes porque a nadie le interesa comprar las ideas de una mocosa de dieciséis años. Por otro lado, me sale muy fácil culpar a la sociedad. Que si mis padres me dieron una educación férrea y represora, que si en mi colegio te lavaban el cerebro, que si nunca alimenté los sesos con potajes de sabiduría y cultura, que si soy una oveja más, que si soy de plastilina y me dejo moldear por las manos de la exterioridad. Resulta muy fácil decir eso.

Pero luego de tomar aire, veo que no tengo cara para poder culpar a los demás...del todo. Papi y mami tenían un plan educativo tal vez más eficiente que el del mejor colegio finlandés y jamás dejaron que cosas se queden guardadas; en mi colegio nadie se dedicaba a lavar cerebros, de hecho, le gustaba que se untasen de mugre con tantos eventos, fiestas y concursos donde sacaba la vena creativa, deportiva, musical e incluso política de sus educandos; aunque no me puedo jactar de haber hecho grandes lecturas de forma voluntaria ni de tener un librito siempre en mi mesa de noche, puedo decir que he nacido con la suerte justa como para recordar buenamente lo que he mis sentidos han podido captar. Siento, CREO, QUIERO no ser una oveja más. Ni negra, ni blanca, ni cordero ni carnero; tal vez una cabra, incluso un becerro en mis tiempos más rollizos, pero no quiero sentir que mi barco se mueve al ritmo de las olas de las modas y las tendencias, y que cada paso que doy no ha sido mí, sino de un "nosotros" basado en el anonimato de la mayoría.

Veo que no es posible culpar plenamente al mundo exterior de mi miedo a publicar algo, así que opto por echarme la culpa a mi misma y llegar a la conclusión de que sí, que de hecho, el exterior me influye. Simple y llanamente, no quiero que me digan que estoy mal. No quiero que me digan que soy mala por hacer un chiste negro, que soy racista por hacer comentarios irónicos basados en estereotipos cuando hago bromas, que tengo mal gusto por no usar el tipo de chaqueta que todo el mundo usa, no quiero que se me responda asintiendo como si se hablase con una tonta, no quiero que me den la razón para callarme ni quiero que mi sarcasmo se tome como bordería, no quiero que mi ser entero sea motivo para que el espía de un empleo en potencia pida que no me contraten, no quiero sentir que aunque en mi vida jamás he hecho algo verdaderamente cruel e incorrecto, me digan que el poder pensar y sacar la basura a la calle en lugar de ahogarme entre toda la bosta es un crimen de lesa humanidad. No quiero, y por eso, tengo miedo a escribir algo ahora mismo.

Es asqueroso. Tengo miedo a ser libre.

jueves, 21 de marzo de 2013

Volver y sentir que veinte años, no es nada...

Cuando cumplí dieciséis años, vi el blog de un amigo mío y me interesó la oportunidad de escribir y ser leída. Por demás está decir que en aquellos tiempos yo tenía ínfulas de gran promesa de la literatura por saber juntar dos o tres metáforas de manera decentemente melodiosa. Han pasado los años, y aunque yo he cambiado, desde cosas tan triviales como el corte de cabello hasta mi actual ubicación geográfica, este blog, el escarlata, se ha quedado junto a mí, incluso en los momentos en los que le he dejado olvidado, o peor todavía, cuando regresaba a mis primeros posts sólo para ver que estaba llena de errores tipográficos que delatan la aceleración adolescente de esos tiempos, y de temas ridículos, triviales, egocéntricos en muchos casos; y mejor no hablar de los poemas o textos de índole abstracta, a los que nunca podré poner un adjetivo, sea bueno o malo.
Pese a haber hecho publicaciones hace un año o dos, puedo decir que vuelvo cuatro años después, y con una mentalidad nueva. El retorno me hace confirmar que cuando uno crece, deja de estar tan lleno de luz y se empieza a perfilar un lado más reflexivo, que puede llegar a lo retorcido, según el entorno donde uno se desarrolle. Llevo tres años en España, y se puede decir que el vivir sola, alejada de lo que siempre he conocido y dominado, con gente de distintos colores y sabores, y en una carrera que  hace saltar a mi vena sociológica, he llegado a muchas conclusiones respecto a qué puede aparecer en este blog, ahora que me he llenado de escenas y pensamientos, por lo mismo, es importante aclarar ciertas cosas:

1. Este no va a ser un blog de viajes, pero es inevitable hablar de la experiencia como extranjera.
2.Este blog es cada vez más impersonal. Es verdad que serán reflexiones salidas de mi cabeza, pero en su mayoría, involucran más a lo que veo a diario, me afecte directamente o no.
3. Muchas veces hablaré de sociedades en general, de grupos colectivos con un nombre genérico que no hace referencia a nadie en particular (aunque la cotidiaidad me regale ratones de experimento para atestiguar y confirmar mis hipótesis), por lo mismo, se aplica una sentencia muy ecuatoriana pero muy eficiente: AL QUE LE LLEGA, LE LLEGA, AL QUE NO, NO.
4.Considero muy importante decir que como humanista de convicción (aunque no de título) la diversidad, tanto cultural como de mentalidad es la que enriquece a la colectividad humana, por lo mismo, a los pocos que alguna vez lleguen a este blog, me gustaría decirles que sé bien que NO TODOS SOMOS IGUALES, así que quiero que se entienda que no meto a todos en un mismo saco ni hago pagar a justos por pecadores (en el caso de hacerlo). Sé que hay gente maravillosa en la Tierra, y gracias a la vida, he podido disfrutar de su paso por mis ojos y corazón. Solicito por tanto, una apertura de mente a la hora de leerme, porque puedo sonar a una radicalista, cuadrada de cabeza y cabezona, pero quiero siempre mantener firme el principio de que sé que hay gente estupenda, inteligente y humilde que jamás cabrá dentro de las críticas que en algún momento pueda llegar a hacer.
5. A veces me enredo, pido paciencia o mejor aún, una llamada de atención en el caso de que sea muy cantinflesca.

Blogs hay miles por el mundo, y éste no aspira a dominar el internet, pero si puede ser leído, y si llega a alguien para despertar su curiosidad, capacidad crítica, o una carcajada burlona, pues bueno, habré aportado algo.
Cuatro años después, con veinte años y vivencias que jamás esperé colocar en mi cabeza, regreso a mi viejo Escarlata, y aunque esté fatigada, con una mirada más opaca, con el alma marchita de Gardel, me prometo no abandonarlo, porque como dice el tango, "Veinte años no es nada..."


jueves, 23 de febrero de 2012

Do, re, mi , Argentina

Como quiteña y melómana que soy, siempre he sentido un especial afecto por los tangos.
Desde que tengo memoria y criterio, para mí jamás habrá algo tan sensual, emotivo y desgarrador como la intimidad salvaje compartida por un bandoneón melancólico y unos violines sedientos de venganza enamorada.
Que el tango haya sido proclamado Patrimonio Intangible de la Humanidad no tiene necesidad de explicación. Sea en Akihabara o en Pujilí, las voces imponentes de galanes con cabello brillante, y el sabor nocturno de su ritmo se tornan universales y erizan la piel.
De todas formas, Argentina ha parido muchas glorias, y no todas son de tango. A ella le debo el tener música que me acepta tal como soy y no me obliga a cambiar de idioma. Eso sí, como pago debo cambiar el sonido de la "Y" y la doble "L" por un sutil silenciador "ssshh".
A continuación, voy a hacer una lista de es canciones y/o artistas del Sur más sur, que han estado ahí, leales, sonrientes, románticos, chantas....

Julio Sosa


Si bien Carlos Gardel es la voz emblema del tango a nivel universal, yo me quedo con Julio Sosa. Aunque uruguayo de nacimiento, como muchas glorias del tango, fue adoptado por Argentina con mucho gusto. "El Varón del Tango" se ganó mi adoración con su voz, que sin llegar a la divinidad gardeliana, conserva una elegancia cuasi -aristocrática y una firmeza agresiva y gallarda. Mientras Gardel me lleva a la cena-show del Señor Tango, Sosa me lleva de paseo por todo Buenos Aires, con temas como "A media luz"o "Milonga del 900"; de todas formas, "Cambalache", de Enrique Santos Discépolo, en la voz de Sosa, suena mejor que nunca. Sincera y mordaz como es la letra, en la voz de Sosa suena (gracias a dios) a una broma de buen gusto.

Aníbal Troilo


Aníbal Troilo es sin duda una de las glorias de la composición, dirección de orquesta y por supuesto, del bandoneón en lo que a tangos y milongas respecta. Aunque no soy una experta en el tema, puedo decir rayando en lo obvio, que Troilo es genial por la nitidez de su ejecución; muy tradicional y aferrado al concepto original pero sin mediocridad alguna. Troilo es reconocible hasta en la Luna. Temas como "Danzarín" o "Quejas de bandoneón", o cantados como "Malena" o "Sur" son una delicia y nada más que decir.

Charly García


Charly García es uno de los mejores ejemplos de lo virtuosa que ha sido Argentina en parir músicos. Dejando atrás a aquellos hombres de traje, llega Charly García, un loco genial que sería uno de los impulsadores del rock en español. Con letras que desafían a la aburrida lógica con la que hemos crecido, llena de sentido cualquier absurdo. Músico virtuosísimo y genio peligroso, este tipo bicolor por donde se vea, sea en "Rasguña las piedras" o "Demoliendo Hoteles", resulta refrescante e irreverente sin importar cuántas décadas pasen.
Fito Páez


Fito Paéz desde mi punto de vista es uno de los mejores alumnos de la generación de Charly García. La verdad es que no tengo muchas palabras, porque Fito es un caso especial, donde siempre se sabrá que hay mejores que él, pero que aún así, me inspira un respeto, y hasta una confianza brutal. Menos complejo y enérgico que muchos de su generación, me gusta por la alegría e intimidad que transmite, es sofisticado a la vez que accesible, y eso es un lujo. Sencillamente, cada que oigo "Giros" o el trío con Sabina y Calamaro en "Más guapa que cualquiera", su voz algo destemplada es un abrazo, y eso siempre es oportuno.


Babasónicos


Mi gusto por los Babasónicos es muy sencillo. Cualquiera con un poco de gusto va a apreciar la voz suave, la melodía delicada y traviesa. Es una suerte de transición entre el pop y el rock sin ser muy violento. Letras sugerentes, acordes ordenados, y todo en una esfera de sencillez, pero hecha con calidad, estos tipos siempre son buena compañía cuando hay más lujuria que amor y viceversa.

Auténticos Decadentes


Esta banda llegó a mi cabeza viéndose como una sátira a la música. Pero conforme fui creciendo, me di cuenta de la fusión de sonidos y ritmos, aprendí a apreciar el ska, la batucada y la cumbia, y sencillamente los adoré por hacer un trabajo tan de buena calidad. Desde temas tan fiesteros como el "Tu-tá-tu-tá" hasta "Un osito de peluche de Taiwán", pasando por jocosidades como 2La prima lejana", estos tipos, sea en vivo o en el ipod te inyectan dulzura, unas cuantas risas, demasiada buena vibra.

Memphis la Blusera


Esta es de esas bandas que oyes en la radio, y tienen que pasar mil años para qué descubras quiénes eran porque el maldito locutor jamás se molestó en presentarlos. Jamás entenderé el porqué. De todas formas, después de 4 años, encontré a esta banda, y como lo dice su nombre, tocan Blues y del bueno. Sea el saxo en "La Bifurcada" o "Tonto Rompecabezas", la voz ronca y la energía a raudales, Memphis la Blusera hace correr la sangre a mil por hora, por su calidad, su cercanía, su blues tan de oro puro.

Soda Stereo

Cualquier latinoamericano con edad y criterio respetables saben que posiblemente, sean lo más grande que ha habido en su género, y definitivamente en su región. Soda Stereo ha sido, es y será la banda sonora de muchos episodios de mi vida y de muchos escenarios pintados en mi entorno. Una música pegajosa sin caer en lo monótono, y popular pero no barato, Soda Stereo es un caso maravilloso donde no han existido facetas de poca inspiración. Si bien la relación delñ grupo es una montaña rusa, cada vez que se unen, se ponen un disfraz y lo llevan a la perfección, desde algo tan básico como "Música Lígera" a una caricia como "Fue", cada canción equivale a un latido de corazón, frenético de dicha como en "Persiana americana" o sereno y sensual como en "La Ciudad de la Furia". A eso se le agrega mi deseo salvaje por un genio como Cerati, el rockstar por excelencia, y su voz, el afrodisíaco más adictivo que he conocido en mi corta vida. Sencillamente, de esta lista, los que más significan para mí.

domingo, 19 de febrero de 2012

Entre anacos y minifaldas

Cualquier ecuatoriano, sea porque en la tele nacional cada municipio promociona su ciudad para disfrutar del feriado, o porque tienen el clásico "primo/amigo de Guaranda" o familia de abolengo en Ambato, está consciente que los Carnavales, de hecho, son sinónimo de Guaranda y Ambato.
Por esta regla de tres, ha de saber que la calle se empapela con pósters de mala calidad, con fondos psicodélicos entre turquesa y fucsia y una que otra coqueta estrellita. A estas le acompañan el nombre de alguna chica, en blanco o amarillo, con un tipo de letra de esas que aparecen en las cajas de Barbies de a dólar; y en el centro de este llamativo marco, la cara de una muchachita de 19 a 25 años nominada para reina de la ciudad.
Normalmente esta chica además de tener la pinta de una reinita (en todo sentido: toda linda y pulcra, pero digna de que un albañil le grite ¨rrreeinaa" desde su andamio), siempre lleva el nombre de moda de la década en la que nació, y tal vez el nombre de su madre o abuela; esta composición poética se remata con uno o dos de los apellidos más conocidos de la ciudad. Toda reina de capitales provincianas siempre tendrá que ser "la guagua de tal o cual, hijo de aquel que era hermano de éste, a los que les decían "los (inserte sobrenombre ingenioso aquí)", porque a modo de dato curioso, las provincias pequeñas de la sierra procuran guardar un linaje y un apellido que de hecho ahora está obsoleto, pero para ellos, el esnobismo de un apellido es el pan de cada día.
Sin embargo, este año (aunque no tengo ningún vínculo con Ambato, a más del amor por los helados de Ficoa) desde España me entero que en Ambato ha habido un déficit de candidatas, y que de las pocas que se han lanzado a probar suerte, está Jenny Fernanda Aimaguano Pacari.

Para aquellos que sean extranjeros, y particularmente a aquellos que no son latinoamericanos(que alguna noción tendrán del porqué de mi interés en esta candidata) ya que tal vez no comprendan mucho mi enfoque, les explico: yo, gran fanática de los concursos de belleza como soy, jamás había visto una candidata indígena en un concurso de este tipo, y mucho menos del calibre que tiene la Reina de Ambato (afamado por toda la fiesta que le acompaña, y porque, obviamente, las ambateñas tiene fama de guapitas todas).
Por obvias razones, el enterarme de que una de las participantes va cumpliendo su protocolo de "miss" con anaco, blusas bordadas y cuentas rojas a cuello me ha dejado más que extasiada. De todas formas me lleva a hacer varias reflexiones sobre la realidad de nuestro país, y la perspectiva que nosotros tenemos de nuestra propia imagen.
La verdad es que la presencia de esta candidata, además de exaltar la imagen de un país que está dejando en el abandono el hecho de ser una tierra mestiza, que tiene tanto de europeo como de indoamericano, y que las tradiciones, sea en trajes o tipos cada vez más se guardan en un baúl de memorias románticas selladas con un absurdo candado de vergüenza, deja con la intriga de si en verdad el Ecuador está preparado para asumir el gran dilema que asecha al latinoamericano desde el Primer Grito de la Independencia: Qué somos y qué nos representa.
Es bien sabido que en Ecuador se celebra, si no me equivoco, hasta el día de hoy, la elección de la Sara Ñusta (siendo al de Otavalo la más conocida), un concurso de belleza realizado solo en las comunidades indígenas y que representa a la comunidad como tal y punto. Sin embargo, Jenny Amaiguano disputa una corona que va más allá de si pertenecer a una comunidad indígena o mestiza, es el representar a una región y el representar la imagen que esta quiere dar.
De todas formas, aunque la propuesta es interesante, no deja de fastidiar a distintas ramas: una conservadora y tradicionalista muy típica en esta zona del país, que busca conservar el linaje semi-español que se jactan de tener; otra que apoya una universalización (por no decir americanización) de los cánones de belleza y estilo que dejan de lado los diferentes preceptos culturales de beldad, y otra que se permite el descaro y la estupidez de concebir esta situación como un acto filantrópico, cuando no debería ser así.
Antes que nada, yo quiero ver esto sin ninguna mala intención inescrupulosa de tomar la diversidad y pluriculturalidad de nuestro país como un recurso solamente explotable y no como un rasgo esencial de nuestra identidad, como los shuaras con tucanes que posan en las portadas de brochures turísticos que poco o nada dicen del gran contenido de nuestro país al mundo. Quiero ver este acto, tan superficial a simple vista, como una intención de aceptar la diversidad cultural que tanto cohíbe a la juventud ecuatoriana, y que esta chica, gane o pierda, simplemente nos maraville hoy y nos acostumbre a un mañana donde no sea sorpresa ver una piel cobriza y una trenza fajada en esas pasarelas, al fin y al cabo, el Ecuador se jacta de tener una diversidad natural y social que debería ser sacada a la luz.


viernes, 13 de enero de 2012

Más mejor

Oi tengo ganas de ezcrivir vien.
Ya que la compu se hezmera en arruinar mi caligrafia, puez nada, e desidido ke mi hortografia va a zer ecselente, y mi contenido, tiene que trazender, volberse profundo, debe filozofar. Azí que boy a ablar de lo que tengo ganas desde ase rato.
Tengo ganas de ezcrivir cosas ermosas, yenas de elegansia, eztilo y un refinamiento tan grande, tan grande, que ni Paulo Coelho en toda su maestria me pueda higualar; elavorar los bersos mas vonitos de la tierra, que Ricardo Arjona se estremesca del miedo a ser derrotado por mi.
Ay deceos como esos ke me imbaden la cabesa, y quiero haserlos realidad. Pero la inspirasion, esa cosa se ezcabuye y esconde de mi, y yo digo "haber cuando deside apareser por aqui, tiene que a ver una forma de que benga a donde yo eztoy"
Pero no aparese. Y yo quiero que benga porque la extrano. Yo antes ezcribia mucho y vien, y aora me vasta con desir "hay, que vonito el post de este, hay!" Y eso me henoja.
Ojala y lea esto, y ze de cuenta de que la nesesito, que hase falta, que me inllecta bida.
Yo lo unico ke quiero, es zer mas mejor

viernes, 7 de octubre de 2011

Updates Musicales

Ha pasado mucho mucho muchíiiiiiiisimo tiempo desde que no hacía esto. De hecho, lo hice unas dos o tres veces porque soy de esa gente que ama sin la necesidad de conocer mucho. Me pasa seguido con el arte. Es posible que no sepa de técnicas, sonidos ni tenga una base academicista para poder decir y recomendar, así que me limito a poner mis gustos a disposición de aquellos que se abren a oír lo que mi círculo más cercano llama "música rara" (sí, ellas prefieren a Fuego, Don Omar y Juan Magan, que no están mal, pero no me llenan como esta música lo hace).
Pues daré 3 canciones/artistas que he oído recientemente y de ahí unas cuantas que me mueven el piso últimamente. Así que ahí les va.

Hugh Laurie




Las cosas como son. Muchas veces actores quieren cantar y cantantes quieren actuar, y Madre Natura junto con Padre Realismo nos demuestran que no siempre es la mejor elección que pudieron haber hecho. Sin embargo, hay por la vida gente que cumple al pie de la letra la premisa que siempre canta mi madre "quien es bueno para algo, es bueno para todo". Ya que no conozco personalmente al Sr.Laurie, creo que en lo que a música y actuación refiere, el sujeto se ha lucido. Con los sonidos más limpios y desgarradores del blues, el bluegrass y algunas ondas a lo dixieland, Dr.House deja de lado su british style y se vuelve tan universal como la música misma.

Edward Sharpe & The Magnetic Zeros





Todos tenemos esas canciones que al oírlas nos obligan a saltar de alegría. Esta posiblemente sea una de esas. Soy una gran fanática de las historias simples y las frases cortas que encierran mucho (y eso que no soy una romanticona pastelosa), por lo que esta banda puede calarme profundo. Con una onda un poco country aunque demasiado indie en todo su proceder (ver el videoclip original), Edward Sharpe & the Magnetic Zeros me parece una propuesta muy interesante en un ámbito musical donde el ser hetéreo y no apegarse a un estilo es lo más normal. Estos suenan a música simple, básica, pero identificable y entrañable al fin. Tal vez la banda no pase a ser más que una buena memoria residente en mi ipod, pero "Home" posiblemente (si no es definitivamente) es una canción que se deba agregar a la lista de mis favoritas.


Brandon Flowers




Siempre me gustó mucho la onda de The Killers. Es como una música relajante, incitante a volar en una nube por una ciudad nocturna, sin caer en la somnolencia que me produce Coldplay. Y al oír esta canción de Brandon Flowers como solista, me atrevo a creer que ese sentimiento flotante y melancólico lo inyectaba él.
No tengo mucho que decir sobre Flowers y esta canción, que particularmente me encanta. Es pegajoso, es delicado, es como una coca cola y un tabaco en mi terraza quiteña a las siete de la noche. Es de esas canciones que me hacen cerrar los ojos y percibir un como suave satén reemplaza a mi sangre. Está muy bien.

Los del momento

BB Brunes



BB Brunes tiene la misteriosa habilidad de ponerme como una quinceañera alborotada. Sí, estos me ponen como una patética belieber. Pero bueno, dejando atrás las degradaciones a las que yo misma me someto, mejor hablo de ellos. Está claro que no son unos virtuosos ni sus letras son dignas de un Nobel de Literatura, pero son buenos en lo que hacen. Su ritmo está bien, su instrumentación no es desordenada ni artificial y logran ser pegajosos sin caer en lo molesto o básico. Algo que cabe destacar de esta joyita es que a pesar de sus limitaciones, mantiene un estilo incorruptible. BB Brunes es francés y parisino hasta la médula. Pantalones ajustados, voces suaves y guitarras coquetas, con un toque urbano algo nasty que describe a París en todo su esplendor: bello, elegante, delicado, y con una cara algo oscura que da miedo e interés conocer. À mon avis, BB Brunes encanta porque logra encerrar la esencia del enfant terrible sin esfuerzo alguno.

Nouvelle Vague




Pocas veces la voz femenina me resulta tan sensual (un complejo involuntario, supongo), pero con Nouvelle Vague me dejo de remilgadas y oigo con gusto. Con una onda un poco a lo Bossa Nova y con temas propios o de bandas como Echo & the Bunnymen o A Flock of Seagulls, deja atrás a Guns n´Nova o cualquier versión de clásicos que pretenden volverse música de ascensor. Nouvelle Vague es travieso, sexy, algo infantil a veces, y sobre todo, es una caricia a la líbido auditiva, que creo yo, es más que imperativa para subsistir.

Thomas Dutronc- J'aime plus Paris





Los que me conocen bien me llaman francófila, y posiblemente un 35% de mi persona lo es. El género de la chanson française me gusta sin contemplación alguna y creo que Thomas Dutronc es un buen prospecto de esta onda francesa. Su voz aburrida y su guitarra juguetona son algo muy característico de este género y creo que por lo mismo me encanta. Con un desdén por el glamour que implica ser músico, Dutronc logra un buen sonido, alegría con cada paso que doy y simplemente, me da el ambiente peliculesco que me gustaría tener en la vida real. Mucho más con este tema, que a pesar de irse en contra de la ciudad que a mi más me gusta, me enloquece. En el buen sentido.

Esto es Eso- Reflexiones





Otra de las ondas que me apasionan, sin importar idioma, región o género (incluso si no entiendo la letra) es el de fusión entre la música contemporánea y los sonidos tradicionales de un pueblo. Esto es Eso son unos maestros, a mi parecer, en esta receta. Es en verdad una lástima que no sean tan conocidos, porque más allá del sentido didáctico que podría tener, son buenas canciones. Su ritmo, su onda, la guitarra ecuatoriana aplicada con sutileza y el éxtasis que produce, solo me lleva a añorar vacaciones en Canoa y a creer que la vida es buena y demás vivible.

Esas por el momento. Saben bien los pocos que leen esto que cualquier aporte es buen alimento para mis glotones oídos.
Besicos

sábado, 1 de octubre de 2011

América à la mode

Ni siquiera sé cómo empezar este post.
Solo sé que quiero comentar algo deplorable de la cultura Latinoamericana, y es que es en extremo acomplejada.
Sé bien que somos gente de una tierra e historia relativamente joven, que el mestizaje del que somos producto nos deja a veces en la duda de quién somos o quién deberíamos ser; pero sigue sin ser excusa para lo que uno debe ver.
No sé desde qué momento el ser latino es un estigma, pero llega al punto de volver desastrosamente patético el proceder de su gente fuera de las limitaciones del continente. Lo más inquietante, es que la gente con los peores procederes son los ricos, y más repugnante todavía, los ricos jóvenes.
Sí, la gente bonita, de clase alta, que por un gen de colono sacó ojos claros y pecas doradas (sin olvidar la fortuna de papi el médico y mami la abogada) o simplemente tiene un cabello azabache y piel tostada pero sus arcas llenas de monedas de gran valor.
El punto es que vienen de una cultura inculta (sí, escribo así intencionadamente) que les ha enseñado que el ostentar está bien. Hay gente rica por la vida que no necesita dar a entender lo que tiene; pero no, los vástagos de América del Sur tienen la imperiosa necesidad de decir qué harán con sus vidas bordadas con oro.
Yo sé (obvio) que no todos son así, que todo hay en esta vida, pero el hilar muy fino es soñar con utopías, es pensar que tarde o temprano, un único pelagatos podrá batirse contra 500 así:
Que me voy a Egipto.
-Yo ya fui y me aburrí, prefiero volver a París.
Sí, yo también, necesito un Louis Vuitton nuevo, el mío es de la temporada pasada.
-Ya, lo sé, debemos ir juntas, hacer un eurotrip todo bohemio y mochilero
Y lastimosamente, no es así.
Es una pena saber que el mayor problema de Latinoamérica está hospedado en los cerebros de su única esperanza: su juventud.

Qt

Me hace falta estar gris.
Me hace falta el usar una bufanda y un abrigo negro bajo el sol perpendicular, esperar a que el atardecer le robe el espectáculo y me deje caminar luciendo mis mejores galas.
Me hace falta tener un ruido del cual huir,monstruos metálicos que van a 60 km/h mientras compiten por devorar a ovejas idiotas que esperan en su redil, casi voluntariamente.
Me hace falta un pavimento extenso, sucio y algo roto, que sin ser muy kistch, logra combinarse con los verdes de un parque inmencionable, invisible, intocable y vulgar.
Me hace falta el deseo de echar humo a escondidas, mientras busco a Electric Feel en mi ipod.
Me hace falta caminar sin sentirme tranquila, caminar con cautela, esperando cazar y no ser cazada.
Me hace falta ver caras extrañas, miradas frescas, piernas cortas y nada de moda, nada de marcas, solo parapetos que oculten la verdadera realidad de esos seres tan parecidos a mi.
Me hace falta sentir que todo está lejos, que necesito treparme en un burro de metal para llegar a casa, que cada calle es un planeta, que cada paso jamás significará mucho.
Me hace falta sentir frío y calor a la vez,
me hace falta sentir la sensualidad de los cristales, el frío coqueteo del metal, y el seductor silencio de piedras abuelas.
Me hace falta la orgásmica sensación de la música en mis oídos mientras camino al compás de un ritmo que no es.
Me hace falta el efecto que Quito tiene sobre mí.

martes, 13 de septiembre de 2011

La dulce, dulce satisfacción

de que mis versos no sirven para tarjetitas de Hallmark, o para emos y sus canciones mal tocadas.
Es un alivio saberme mala en lo que hago

Tu complejo de inferioridad


No sé que terapia se usa para la gente con complejo de inferioridad.
Yo creo que una patada o un tirón en el cabello es una buena reprimenda.
En estos momentos me estoy convirtiendo en lo que mis amigos más cercanos llaman la "mein Führeresa" y ya lo siento, pero este blog se hizo para extirpar del alma las cosas que más se clavan en la carne de mi calma.
Y una vez más, el complejo de inferioridad.
Muchos, por otro lado, estarían molestos con aquellos que van por la vida sintiéndose un millón de libras esterlinas (ellos no son dólares ni euros, son mucho más). Sin embargo eso denota que la generación actual, es más propensa a sufrir de complejo de inferioridad que lo contrario. Eso si no sufre ya por este mal. Y eso, me enoja. Muchísimo.
Es que, estos tiempos la presión social y económica nos empuja al abismo del suicidio de esperanzas y alegrías; sin embargo, a su vez ha creado métodos para hacernos felices y vivir relajados.
Pero no. La gente se resiste.
Los más asqueroso de todo, es que el complejo de inferioridad está en todo lado, y lo puedo argumentar desde una perspectiva chauvinista hasta la de una gossip girl quinceañera. No sólo es eso, sino que también por eso el mundo espera vernos sentirnos inferiores.
Por eso, hoy doy fé y mi perspectiva de dos tipos de complejo de inferioridad con los que he tenido que lidiar.

El bajo perfil (o bajo amor propio)
Hay complejo de inferioridad en los ecuatorianos (y lo digo viéndolo desde afuera, y por lo mismo sin generalizar). En los aeropuertos hablan bajito o se esconden; dejan que cubanos y españoles griten al mundo con sus acentazos mientras hunden sus miradas perdidas bajo una gorra de LDU y calientan su mínima conciencia con una chompa Nike regalada por su primo de Nueva Jersey. Piden todo con diminutivos pensando que eso endulzará la palabra, cuando lo único que hace es disminuir el valor de nuestra firmeza. Al pedir algo se activa el "modo susurro" para no dejar que nuestra desafinada voz ahuyente al interlocutor, al que siempre consideramos, seguramente más culto y educado, aunque sea un taxista huido de los Balcanes que apenas y habla un idioma que nadie conoce.
El desprecio al producto nacional, la miseria de no colaborar entre paisanos en el extranjero por miedo a que "lo discriminen"; la búsqueda de un apellido bonito que acabe en "der" "elli" o "son" para, como dice la vieja escuela "mejorar la raza" denota un asco al reflejo de nuestro espejo que ni yo puedo negar tener en lo más descarado de mi persona.
El complejo de inferioridad es un mal que yo he visto burbujear salvajemente en varias nacionalidades; pero he notado algo muy desastroso; el complejo de inferioridad ecuatoriano sirve para que otros acomplejados se suban el autoestima. Eso, es una muestra de que la cosa va en serio.

Individuo Predispuesto
Si bien el complejo de inferioridad puede ser una tradición de transmisión oral, también deambulan por la vida esos individuos que se sienten el felpudo del mundo. Lo peor de todo es que son, a mi parecer, totalmente opuestos a la imagen que se nos viene a la mente.
Mientras pensamos en un acomplejado con pinta de emo que piensa que nadie lo ama, por la vida van los que son de carne y hueso, esparciendo su miseria personal y amargura por los sembríos de gente que nada tiene que ver con sus problemas.
Mientras nos los pintan tristes, en verdad van riéndose de la cara de uno, los zapatos de otro, o la ridiculez de aquel que va por la acera. Cualquier desdicha o falla que madre Natura dio a otros es un motivo de iluminación para el acomplejado.
En sus ratos de seriedad, cuando no está ornamentando tu supuesto mal gusto con su mejor repertorio de sinónimos para "antiestético", "patético" o "estúpido", su cara se torna indescriptible, una mezcla de aburrimiento por tenerte a su lado, con algo de ira e inconformismo, ya que piensa en sus problemas, cuyo tamaño es directamente proporcional a las alegrías de su interlocutor.
No acepta consejos, y si alguien le sugiere una actividad, idea o da un comentario, la respuesta además de desagradable, será incómoda, ya que con los más sutiles modos, enlistará el repertorio de calamidades que hacen su vida miserable, ergo, procurará que tu miseria se desencadene por tu imprudencia y por la lástima que quiere provocar en tu cuerpo.
Mientras los que tienen complejo de superioridad miran al cielo porque no hay nada que pueda estar más arriba de ellos (lo que los lleva a ni inmutarse) y pasan de todos, el que tiene complejo de inferioridad, tratará de bajarte de tu nube.
Si te ascienden en el trabajo, te fulmina con su mirada; si ríes, te dice lo estúpido que te ves, si dices que Menganita te gusta, su risa burlona te dirá en calve morse "ve, corre, diviérteme y métete con ese bicho". Si te compras una corbata nueva, no dudará en decir que es más fea que un carcelario con diarrea, en fin, cualquier cosa que haga que su gusto y opinión sean la nueva ley y por ende, todo el mundo la idolatre. Cualquier cosa en busca de ese sentimiento de superioridad que trata de llenar con groserías y humillaciones de 5 minutos.
Me resulta muy triste de ver que ese sentimiento autodestructivo es bastante frecuente, por no decir contagioso; que el sentimiento de mejorar únicamente en el aspecto material o simplemente joder al otro sea un placer morboso, más que le hecho mismo de convivir con otros y seguir el curso, ir para arriba, sin el hobbie de arruinar (seamos sinceros, a veces es necesario reducir al otro).
Es en verdad una pena que me haya topado con muchas de estas personas, porque mi problema es ser belicosa. No me tomen a mal, soy muy paciente, pero vamos, que el respeto viene de ambos lados, y si me dan irrespeto, pues ya qué, a dejarles fingir alegría y conformismo mientras destruyen mi espalda con sus dagas más finas bañadas en ponzoña de soledad.

OJO: Puede que mucho digan "¿y esta man? se da el lujo de comerse vivos a los acomplejados sin auto evaluarse (me lo han hecho más de una vez, así que pongo estas advertencias seguido), pobre sobrada sin fundamentos". Pues para su información, como todo ser humano padezco de complejos (mencionados alguna vez aquí) y para arcadas de muchos, uno de esos posiblemente (aún no lo sé, y si lo tengo no es en nivel crónico) sea el de superioridad. Estoy consciente de que muchos van por la vida predicando sin practicar, y me atrevo a decir que TODOS lo hemos hecho alguna vez. Yo me siento orgullosa de ser de donde soy, de saber lo que sé y de muchas veces, superar las expectativas que la gente tiene de mi. Que tal vez no tenga un figurín ni toda la plata del mundo, pero me gusta pensar en grande y sacarle provecho a lo que tengo, porque siento que la vida así se vive mejor.
The End

domingo, 17 de julio de 2011

Hechos

Los hechos llegaron tarde.
Pero a diferencia de las palabras,
llegaron.

Y se siente bien sentir sin haber pedido permiso, sin arrepentimientos, sin miedo.
Tan sólo sentir y disfrutar.
De todas formas, el deseo es terco, y no duda en pedir más, una dosis más de néctar asesino de la tensión; un mordisco de esa anestesia para el frío, un beso más de la noche azucarada y gélida que rodea al placer de tocar, rozar, lamer, acariciar y violentamente saborear cada perla que ilumina la oscuridad del instinto.

Los hechos llegaron tarde,
y al parecer,
se piensan quedar hasta convertirse en memoria

viernes, 15 de abril de 2011

Un minuto de silencio

Extraño un recuerdo
de tu habitación vacía, llena de un desorden ignorable, olor a lavanda.
Fue una tarde de esas que solo la hija del equinoccio regala, con un sol ardiente que se cubría con un manto de nubes violeta, esas que de vez en cuando bajan a besar a los perros callejeros y "chapas" que adornan esa calle tuya.
En ese recuerdo tan entrañable, en medio de papeles, una cama improvisada y una tabla de planchar que fungía de apoyo para los pensadores, se nos antojaba probar los miedos de cada uno, jugar con ellos y en el momento más secreto y sigiloso, asesinarlos con una sonrisa, un rasguño largo o un suspiro ahogado en la agitación de mirar a nuestra racionalidad pasar.

Luego me cubriste de silencio. Tu callabas, yo esperaba y los pájaros arrullaban al futuro.

Es un bonito recuerdo del silencio que merendamos a veces.