jueves, 23 de febrero de 2012

Do, re, mi , Argentina

Como quiteña y melómana que soy, siempre he sentido un especial afecto por los tangos.
Desde que tengo memoria y criterio, para mí jamás habrá algo tan sensual, emotivo y desgarrador como la intimidad salvaje compartida por un bandoneón melancólico y unos violines sedientos de venganza enamorada.
Que el tango haya sido proclamado Patrimonio Intangible de la Humanidad no tiene necesidad de explicación. Sea en Akihabara o en Pujilí, las voces imponentes de galanes con cabello brillante, y el sabor nocturno de su ritmo se tornan universales y erizan la piel.
De todas formas, Argentina ha parido muchas glorias, y no todas son de tango. A ella le debo el tener música que me acepta tal como soy y no me obliga a cambiar de idioma. Eso sí, como pago debo cambiar el sonido de la "Y" y la doble "L" por un sutil silenciador "ssshh".
A continuación, voy a hacer una lista de es canciones y/o artistas del Sur más sur, que han estado ahí, leales, sonrientes, románticos, chantas....

Julio Sosa


Si bien Carlos Gardel es la voz emblema del tango a nivel universal, yo me quedo con Julio Sosa. Aunque uruguayo de nacimiento, como muchas glorias del tango, fue adoptado por Argentina con mucho gusto. "El Varón del Tango" se ganó mi adoración con su voz, que sin llegar a la divinidad gardeliana, conserva una elegancia cuasi -aristocrática y una firmeza agresiva y gallarda. Mientras Gardel me lleva a la cena-show del Señor Tango, Sosa me lleva de paseo por todo Buenos Aires, con temas como "A media luz"o "Milonga del 900"; de todas formas, "Cambalache", de Enrique Santos Discépolo, en la voz de Sosa, suena mejor que nunca. Sincera y mordaz como es la letra, en la voz de Sosa suena (gracias a dios) a una broma de buen gusto.

Aníbal Troilo


Aníbal Troilo es sin duda una de las glorias de la composición, dirección de orquesta y por supuesto, del bandoneón en lo que a tangos y milongas respecta. Aunque no soy una experta en el tema, puedo decir rayando en lo obvio, que Troilo es genial por la nitidez de su ejecución; muy tradicional y aferrado al concepto original pero sin mediocridad alguna. Troilo es reconocible hasta en la Luna. Temas como "Danzarín" o "Quejas de bandoneón", o cantados como "Malena" o "Sur" son una delicia y nada más que decir.

Charly García


Charly García es uno de los mejores ejemplos de lo virtuosa que ha sido Argentina en parir músicos. Dejando atrás a aquellos hombres de traje, llega Charly García, un loco genial que sería uno de los impulsadores del rock en español. Con letras que desafían a la aburrida lógica con la que hemos crecido, llena de sentido cualquier absurdo. Músico virtuosísimo y genio peligroso, este tipo bicolor por donde se vea, sea en "Rasguña las piedras" o "Demoliendo Hoteles", resulta refrescante e irreverente sin importar cuántas décadas pasen.
Fito Páez


Fito Paéz desde mi punto de vista es uno de los mejores alumnos de la generación de Charly García. La verdad es que no tengo muchas palabras, porque Fito es un caso especial, donde siempre se sabrá que hay mejores que él, pero que aún así, me inspira un respeto, y hasta una confianza brutal. Menos complejo y enérgico que muchos de su generación, me gusta por la alegría e intimidad que transmite, es sofisticado a la vez que accesible, y eso es un lujo. Sencillamente, cada que oigo "Giros" o el trío con Sabina y Calamaro en "Más guapa que cualquiera", su voz algo destemplada es un abrazo, y eso siempre es oportuno.


Babasónicos


Mi gusto por los Babasónicos es muy sencillo. Cualquiera con un poco de gusto va a apreciar la voz suave, la melodía delicada y traviesa. Es una suerte de transición entre el pop y el rock sin ser muy violento. Letras sugerentes, acordes ordenados, y todo en una esfera de sencillez, pero hecha con calidad, estos tipos siempre son buena compañía cuando hay más lujuria que amor y viceversa.

Auténticos Decadentes


Esta banda llegó a mi cabeza viéndose como una sátira a la música. Pero conforme fui creciendo, me di cuenta de la fusión de sonidos y ritmos, aprendí a apreciar el ska, la batucada y la cumbia, y sencillamente los adoré por hacer un trabajo tan de buena calidad. Desde temas tan fiesteros como el "Tu-tá-tu-tá" hasta "Un osito de peluche de Taiwán", pasando por jocosidades como 2La prima lejana", estos tipos, sea en vivo o en el ipod te inyectan dulzura, unas cuantas risas, demasiada buena vibra.

Memphis la Blusera


Esta es de esas bandas que oyes en la radio, y tienen que pasar mil años para qué descubras quiénes eran porque el maldito locutor jamás se molestó en presentarlos. Jamás entenderé el porqué. De todas formas, después de 4 años, encontré a esta banda, y como lo dice su nombre, tocan Blues y del bueno. Sea el saxo en "La Bifurcada" o "Tonto Rompecabezas", la voz ronca y la energía a raudales, Memphis la Blusera hace correr la sangre a mil por hora, por su calidad, su cercanía, su blues tan de oro puro.

Soda Stereo

Cualquier latinoamericano con edad y criterio respetables saben que posiblemente, sean lo más grande que ha habido en su género, y definitivamente en su región. Soda Stereo ha sido, es y será la banda sonora de muchos episodios de mi vida y de muchos escenarios pintados en mi entorno. Una música pegajosa sin caer en lo monótono, y popular pero no barato, Soda Stereo es un caso maravilloso donde no han existido facetas de poca inspiración. Si bien la relación delñ grupo es una montaña rusa, cada vez que se unen, se ponen un disfraz y lo llevan a la perfección, desde algo tan básico como "Música Lígera" a una caricia como "Fue", cada canción equivale a un latido de corazón, frenético de dicha como en "Persiana americana" o sereno y sensual como en "La Ciudad de la Furia". A eso se le agrega mi deseo salvaje por un genio como Cerati, el rockstar por excelencia, y su voz, el afrodisíaco más adictivo que he conocido en mi corta vida. Sencillamente, de esta lista, los que más significan para mí.

domingo, 19 de febrero de 2012

Entre anacos y minifaldas

Cualquier ecuatoriano, sea porque en la tele nacional cada municipio promociona su ciudad para disfrutar del feriado, o porque tienen el clásico "primo/amigo de Guaranda" o familia de abolengo en Ambato, está consciente que los Carnavales, de hecho, son sinónimo de Guaranda y Ambato.
Por esta regla de tres, ha de saber que la calle se empapela con pósters de mala calidad, con fondos psicodélicos entre turquesa y fucsia y una que otra coqueta estrellita. A estas le acompañan el nombre de alguna chica, en blanco o amarillo, con un tipo de letra de esas que aparecen en las cajas de Barbies de a dólar; y en el centro de este llamativo marco, la cara de una muchachita de 19 a 25 años nominada para reina de la ciudad.
Normalmente esta chica además de tener la pinta de una reinita (en todo sentido: toda linda y pulcra, pero digna de que un albañil le grite ¨rrreeinaa" desde su andamio), siempre lleva el nombre de moda de la década en la que nació, y tal vez el nombre de su madre o abuela; esta composición poética se remata con uno o dos de los apellidos más conocidos de la ciudad. Toda reina de capitales provincianas siempre tendrá que ser "la guagua de tal o cual, hijo de aquel que era hermano de éste, a los que les decían "los (inserte sobrenombre ingenioso aquí)", porque a modo de dato curioso, las provincias pequeñas de la sierra procuran guardar un linaje y un apellido que de hecho ahora está obsoleto, pero para ellos, el esnobismo de un apellido es el pan de cada día.
Sin embargo, este año (aunque no tengo ningún vínculo con Ambato, a más del amor por los helados de Ficoa) desde España me entero que en Ambato ha habido un déficit de candidatas, y que de las pocas que se han lanzado a probar suerte, está Jenny Fernanda Aimaguano Pacari.

Para aquellos que sean extranjeros, y particularmente a aquellos que no son latinoamericanos(que alguna noción tendrán del porqué de mi interés en esta candidata) ya que tal vez no comprendan mucho mi enfoque, les explico: yo, gran fanática de los concursos de belleza como soy, jamás había visto una candidata indígena en un concurso de este tipo, y mucho menos del calibre que tiene la Reina de Ambato (afamado por toda la fiesta que le acompaña, y porque, obviamente, las ambateñas tiene fama de guapitas todas).
Por obvias razones, el enterarme de que una de las participantes va cumpliendo su protocolo de "miss" con anaco, blusas bordadas y cuentas rojas a cuello me ha dejado más que extasiada. De todas formas me lleva a hacer varias reflexiones sobre la realidad de nuestro país, y la perspectiva que nosotros tenemos de nuestra propia imagen.
La verdad es que la presencia de esta candidata, además de exaltar la imagen de un país que está dejando en el abandono el hecho de ser una tierra mestiza, que tiene tanto de europeo como de indoamericano, y que las tradiciones, sea en trajes o tipos cada vez más se guardan en un baúl de memorias románticas selladas con un absurdo candado de vergüenza, deja con la intriga de si en verdad el Ecuador está preparado para asumir el gran dilema que asecha al latinoamericano desde el Primer Grito de la Independencia: Qué somos y qué nos representa.
Es bien sabido que en Ecuador se celebra, si no me equivoco, hasta el día de hoy, la elección de la Sara Ñusta (siendo al de Otavalo la más conocida), un concurso de belleza realizado solo en las comunidades indígenas y que representa a la comunidad como tal y punto. Sin embargo, Jenny Amaiguano disputa una corona que va más allá de si pertenecer a una comunidad indígena o mestiza, es el representar a una región y el representar la imagen que esta quiere dar.
De todas formas, aunque la propuesta es interesante, no deja de fastidiar a distintas ramas: una conservadora y tradicionalista muy típica en esta zona del país, que busca conservar el linaje semi-español que se jactan de tener; otra que apoya una universalización (por no decir americanización) de los cánones de belleza y estilo que dejan de lado los diferentes preceptos culturales de beldad, y otra que se permite el descaro y la estupidez de concebir esta situación como un acto filantrópico, cuando no debería ser así.
Antes que nada, yo quiero ver esto sin ninguna mala intención inescrupulosa de tomar la diversidad y pluriculturalidad de nuestro país como un recurso solamente explotable y no como un rasgo esencial de nuestra identidad, como los shuaras con tucanes que posan en las portadas de brochures turísticos que poco o nada dicen del gran contenido de nuestro país al mundo. Quiero ver este acto, tan superficial a simple vista, como una intención de aceptar la diversidad cultural que tanto cohíbe a la juventud ecuatoriana, y que esta chica, gane o pierda, simplemente nos maraville hoy y nos acostumbre a un mañana donde no sea sorpresa ver una piel cobriza y una trenza fajada en esas pasarelas, al fin y al cabo, el Ecuador se jacta de tener una diversidad natural y social que debería ser sacada a la luz.


viernes, 13 de enero de 2012

Más mejor

Oi tengo ganas de ezcrivir vien.
Ya que la compu se hezmera en arruinar mi caligrafia, puez nada, e desidido ke mi hortografia va a zer ecselente, y mi contenido, tiene que trazender, volberse profundo, debe filozofar. Azí que boy a ablar de lo que tengo ganas desde ase rato.
Tengo ganas de ezcrivir cosas ermosas, yenas de elegansia, eztilo y un refinamiento tan grande, tan grande, que ni Paulo Coelho en toda su maestria me pueda higualar; elavorar los bersos mas vonitos de la tierra, que Ricardo Arjona se estremesca del miedo a ser derrotado por mi.
Ay deceos como esos ke me imbaden la cabesa, y quiero haserlos realidad. Pero la inspirasion, esa cosa se ezcabuye y esconde de mi, y yo digo "haber cuando deside apareser por aqui, tiene que a ver una forma de que benga a donde yo eztoy"
Pero no aparese. Y yo quiero que benga porque la extrano. Yo antes ezcribia mucho y vien, y aora me vasta con desir "hay, que vonito el post de este, hay!" Y eso me henoja.
Ojala y lea esto, y ze de cuenta de que la nesesito, que hase falta, que me inllecta bida.
Yo lo unico ke quiero, es zer mas mejor