viernes, 7 de octubre de 2011

Updates Musicales

Ha pasado mucho mucho muchíiiiiiiisimo tiempo desde que no hacía esto. De hecho, lo hice unas dos o tres veces porque soy de esa gente que ama sin la necesidad de conocer mucho. Me pasa seguido con el arte. Es posible que no sepa de técnicas, sonidos ni tenga una base academicista para poder decir y recomendar, así que me limito a poner mis gustos a disposición de aquellos que se abren a oír lo que mi círculo más cercano llama "música rara" (sí, ellas prefieren a Fuego, Don Omar y Juan Magan, que no están mal, pero no me llenan como esta música lo hace).
Pues daré 3 canciones/artistas que he oído recientemente y de ahí unas cuantas que me mueven el piso últimamente. Así que ahí les va.

Hugh Laurie




Las cosas como son. Muchas veces actores quieren cantar y cantantes quieren actuar, y Madre Natura junto con Padre Realismo nos demuestran que no siempre es la mejor elección que pudieron haber hecho. Sin embargo, hay por la vida gente que cumple al pie de la letra la premisa que siempre canta mi madre "quien es bueno para algo, es bueno para todo". Ya que no conozco personalmente al Sr.Laurie, creo que en lo que a música y actuación refiere, el sujeto se ha lucido. Con los sonidos más limpios y desgarradores del blues, el bluegrass y algunas ondas a lo dixieland, Dr.House deja de lado su british style y se vuelve tan universal como la música misma.

Edward Sharpe & The Magnetic Zeros





Todos tenemos esas canciones que al oírlas nos obligan a saltar de alegría. Esta posiblemente sea una de esas. Soy una gran fanática de las historias simples y las frases cortas que encierran mucho (y eso que no soy una romanticona pastelosa), por lo que esta banda puede calarme profundo. Con una onda un poco country aunque demasiado indie en todo su proceder (ver el videoclip original), Edward Sharpe & the Magnetic Zeros me parece una propuesta muy interesante en un ámbito musical donde el ser hetéreo y no apegarse a un estilo es lo más normal. Estos suenan a música simple, básica, pero identificable y entrañable al fin. Tal vez la banda no pase a ser más que una buena memoria residente en mi ipod, pero "Home" posiblemente (si no es definitivamente) es una canción que se deba agregar a la lista de mis favoritas.


Brandon Flowers




Siempre me gustó mucho la onda de The Killers. Es como una música relajante, incitante a volar en una nube por una ciudad nocturna, sin caer en la somnolencia que me produce Coldplay. Y al oír esta canción de Brandon Flowers como solista, me atrevo a creer que ese sentimiento flotante y melancólico lo inyectaba él.
No tengo mucho que decir sobre Flowers y esta canción, que particularmente me encanta. Es pegajoso, es delicado, es como una coca cola y un tabaco en mi terraza quiteña a las siete de la noche. Es de esas canciones que me hacen cerrar los ojos y percibir un como suave satén reemplaza a mi sangre. Está muy bien.

Los del momento

BB Brunes



BB Brunes tiene la misteriosa habilidad de ponerme como una quinceañera alborotada. Sí, estos me ponen como una patética belieber. Pero bueno, dejando atrás las degradaciones a las que yo misma me someto, mejor hablo de ellos. Está claro que no son unos virtuosos ni sus letras son dignas de un Nobel de Literatura, pero son buenos en lo que hacen. Su ritmo está bien, su instrumentación no es desordenada ni artificial y logran ser pegajosos sin caer en lo molesto o básico. Algo que cabe destacar de esta joyita es que a pesar de sus limitaciones, mantiene un estilo incorruptible. BB Brunes es francés y parisino hasta la médula. Pantalones ajustados, voces suaves y guitarras coquetas, con un toque urbano algo nasty que describe a París en todo su esplendor: bello, elegante, delicado, y con una cara algo oscura que da miedo e interés conocer. À mon avis, BB Brunes encanta porque logra encerrar la esencia del enfant terrible sin esfuerzo alguno.

Nouvelle Vague




Pocas veces la voz femenina me resulta tan sensual (un complejo involuntario, supongo), pero con Nouvelle Vague me dejo de remilgadas y oigo con gusto. Con una onda un poco a lo Bossa Nova y con temas propios o de bandas como Echo & the Bunnymen o A Flock of Seagulls, deja atrás a Guns n´Nova o cualquier versión de clásicos que pretenden volverse música de ascensor. Nouvelle Vague es travieso, sexy, algo infantil a veces, y sobre todo, es una caricia a la líbido auditiva, que creo yo, es más que imperativa para subsistir.

Thomas Dutronc- J'aime plus Paris





Los que me conocen bien me llaman francófila, y posiblemente un 35% de mi persona lo es. El género de la chanson française me gusta sin contemplación alguna y creo que Thomas Dutronc es un buen prospecto de esta onda francesa. Su voz aburrida y su guitarra juguetona son algo muy característico de este género y creo que por lo mismo me encanta. Con un desdén por el glamour que implica ser músico, Dutronc logra un buen sonido, alegría con cada paso que doy y simplemente, me da el ambiente peliculesco que me gustaría tener en la vida real. Mucho más con este tema, que a pesar de irse en contra de la ciudad que a mi más me gusta, me enloquece. En el buen sentido.

Esto es Eso- Reflexiones





Otra de las ondas que me apasionan, sin importar idioma, región o género (incluso si no entiendo la letra) es el de fusión entre la música contemporánea y los sonidos tradicionales de un pueblo. Esto es Eso son unos maestros, a mi parecer, en esta receta. Es en verdad una lástima que no sean tan conocidos, porque más allá del sentido didáctico que podría tener, son buenas canciones. Su ritmo, su onda, la guitarra ecuatoriana aplicada con sutileza y el éxtasis que produce, solo me lleva a añorar vacaciones en Canoa y a creer que la vida es buena y demás vivible.

Esas por el momento. Saben bien los pocos que leen esto que cualquier aporte es buen alimento para mis glotones oídos.
Besicos

sábado, 1 de octubre de 2011

América à la mode

Ni siquiera sé cómo empezar este post.
Solo sé que quiero comentar algo deplorable de la cultura Latinoamericana, y es que es en extremo acomplejada.
Sé bien que somos gente de una tierra e historia relativamente joven, que el mestizaje del que somos producto nos deja a veces en la duda de quién somos o quién deberíamos ser; pero sigue sin ser excusa para lo que uno debe ver.
No sé desde qué momento el ser latino es un estigma, pero llega al punto de volver desastrosamente patético el proceder de su gente fuera de las limitaciones del continente. Lo más inquietante, es que la gente con los peores procederes son los ricos, y más repugnante todavía, los ricos jóvenes.
Sí, la gente bonita, de clase alta, que por un gen de colono sacó ojos claros y pecas doradas (sin olvidar la fortuna de papi el médico y mami la abogada) o simplemente tiene un cabello azabache y piel tostada pero sus arcas llenas de monedas de gran valor.
El punto es que vienen de una cultura inculta (sí, escribo así intencionadamente) que les ha enseñado que el ostentar está bien. Hay gente rica por la vida que no necesita dar a entender lo que tiene; pero no, los vástagos de América del Sur tienen la imperiosa necesidad de decir qué harán con sus vidas bordadas con oro.
Yo sé (obvio) que no todos son así, que todo hay en esta vida, pero el hilar muy fino es soñar con utopías, es pensar que tarde o temprano, un único pelagatos podrá batirse contra 500 así:
Que me voy a Egipto.
-Yo ya fui y me aburrí, prefiero volver a París.
Sí, yo también, necesito un Louis Vuitton nuevo, el mío es de la temporada pasada.
-Ya, lo sé, debemos ir juntas, hacer un eurotrip todo bohemio y mochilero
Y lastimosamente, no es así.
Es una pena saber que el mayor problema de Latinoamérica está hospedado en los cerebros de su única esperanza: su juventud.

Qt

Me hace falta estar gris.
Me hace falta el usar una bufanda y un abrigo negro bajo el sol perpendicular, esperar a que el atardecer le robe el espectáculo y me deje caminar luciendo mis mejores galas.
Me hace falta tener un ruido del cual huir,monstruos metálicos que van a 60 km/h mientras compiten por devorar a ovejas idiotas que esperan en su redil, casi voluntariamente.
Me hace falta un pavimento extenso, sucio y algo roto, que sin ser muy kistch, logra combinarse con los verdes de un parque inmencionable, invisible, intocable y vulgar.
Me hace falta el deseo de echar humo a escondidas, mientras busco a Electric Feel en mi ipod.
Me hace falta caminar sin sentirme tranquila, caminar con cautela, esperando cazar y no ser cazada.
Me hace falta ver caras extrañas, miradas frescas, piernas cortas y nada de moda, nada de marcas, solo parapetos que oculten la verdadera realidad de esos seres tan parecidos a mi.
Me hace falta sentir que todo está lejos, que necesito treparme en un burro de metal para llegar a casa, que cada calle es un planeta, que cada paso jamás significará mucho.
Me hace falta sentir frío y calor a la vez,
me hace falta sentir la sensualidad de los cristales, el frío coqueteo del metal, y el seductor silencio de piedras abuelas.
Me hace falta la orgásmica sensación de la música en mis oídos mientras camino al compás de un ritmo que no es.
Me hace falta el efecto que Quito tiene sobre mí.