No le dio por esperarse un poquito más.
Tenía que venir cuando se supone que más feliz estaba conmigo misma.
Me obliga a botar todo lo que sentí que me mejoraba, porque siento que ahora me arruina.
Gracias una vez más Mía.
Por llegar tan incompleta como siempre, lo suficiente para fastidiarme, y lo suficiente para hacerme quedar como una loca porque el resto no te ve.
Ya tenía suficiente con ver figuritas de cera que absorben mi autoestima con su perfección inmaculadamente lasciva, y peor todavía con sus seguidores, ciegos y hermosos, en verdad hermosos gusanos enamorados de las planas, famélicas curvas femeninas. Y encima, llegas tú.
Mía, solo te odio, porque me haces repudiarme a mi misma.
Porque me haces darme cuenta de que la belleza física para mí, es utópica, porque me invitas a comer 5 panes en 10 segundos, porque me tientas con la delicia del aroma y luego me empujas a ese pozo vacío donde debo, necesito, me obligo a mi misma a expulsar toda mi rabia, mis miedos, mi tortura y presionar la palanca que los lleva al averno , donde, si sigo así, tal vez me queme.
Solo temo que Mía me ataque con más fuerza, que me haga sentir y verme loca, y que nadie más que yo, la sienta tan fría y zorra como la siento yo...
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