domingo, 7 de diciembre de 2008

Cronicas de un Raymi



Y si...se acabaron las Fiestas de Quito, mi época favorita de todo el año a pesar de que mi edad y mi aversión por el excesivo consumo de lo que mis panas llaman "líquido vital" me impidan realizar algunas actividades. Sencillamente me encantan.
Con Garrik, compañero de algunas crónicas y desventuras vividas hace mucho tiempo fuimos al Quitu Raymi.
Cabe recalcar que el anterior año, gracias a él las Fiestas fueron memorables. Tras una clase de esgrima debíamos irnos al Caracol porque queríamos unos pins y ver que onda en el AniMaking, el caso es que justo, JUUUUSTO es día era el desfile del Patronato a lo largo de la Shyris.

Desfile:
Danzas típicas de provincias que nada tiene que ver con Quito
Entra un carro alegórico, algunos van pegando al público de lo grandes que son.
Salen más carros alegóricos en una marcha sinfín de vehículos surrealistas.
Filas y filas de gente para ver el condenado desfile.
Interesante combinación del folklore nacional con fragmentos penetrantes de la cultura pop.
Las calles cerradas y el embotellamiento: puro espíritu festivo 8D!!!
Estudiantes con banda de guerra, me caen bien, porque me permiten recordarle a mi mami que ella era la de los platillos en la banda de su colegio jajajajajaja.

En fin....la Shyris era ESENCIAL para poder llegar hasta el Caracol...que se hizo entonces??
-el joven y yo esperamos a que lleguen unos 30 chamos vestidos con trajes típicos de la Costa y decidimos cruzar mientras ellos bailaban; las niñas moviendo sus polleras y los niños haciendo girar un pañolete, el caso es que hubo una falla de cálculo y salimos corriendo en frente de la penúltima fila de bailarines, los niños seguían marchando como si nuestras presencias merecieran ser aplastadas por ellos y el resto del desfile. El caso es que nos quedamos varados un rato hasta que vimos que un carro alegórico parecido a Chtulhu pero en violeta y rodeado de colibríes casi nos come...nadie sabe que hicimos para cruzar, pero lo hicimos. Luego fuimos saltando por la Naciones Unidas sin que nadie te diga nada...porque te creen demasiado ebrio.


Y bueno, en estas Fiestas, Garrik me propuso ir con un grupo de amigos suyos al Quitu Raymi. Me dijo que era música alternativa (no especificó la palabra metal) y acepté...fue un día lleno de...sorpresas y creo que solo para mi...pero fue ameno de todas formas; sus amigos son unos tipazos y las situaciones, tengo talento para hallarles el lado satírico. A continuación, la serie de eventos que se dieron:

-Me recogió
-llegamos a la casa de Álex que es vía mitad del mundo
-al llegar, Álex nos dice que el sitio es en un lugar que ni él conoce llamado Las Tolas, y que podíamos ir a pie...
-48 horas después, seguíamos caminando por el árido lugar
-minutos más tarde llegamos a una transversal bien tránfuga a la que entramos y seguimos el camino sin saber a dónde llegar.
-Estábamos entrando a las Tolas, un pueblito en medio de la nada donde ya se estaban viendo millares de metaleros de toda onda. Un instante de deslucidez: estábamos bajando y Pedro, para averiguar donde era el concierto, en vez de preguntarle a una señora sentada en la puerta decidió entrar al localcito, darse unas vueltas y peguntar al dueño, quien nos dio una respuesta compleja.
La viejita de la entrada parecía ser nuestra hadita, porque al salir, nos dijo que había un atajo subiendo unas gradas y que llegaríamos directamente al lugar.
-El chinchoso atajo era surrealista, eran unas gradas empinadas que nos llevaron a una callecita de más o menos 3m. de ancho, con casas de cemento sin pintar y ventanas rejadas como paredes. Mucho chamo corriendo, viejitas viendo desde las rendijas y tiendas donde además de pan había un licor tornasolado llamado "Galán". Bajamos unas gradas, abrimos unas rejas algo oxidadas y llegamos al estadio.
-Ese "estadio" en definitiva no era más que una cancha parroquial hecha en su mayoría o totalidad de polvo. Después de que me pusieron el sello de un diablo uma, entramos y ahí fue mi sorpresa: no era música alternativa en masa, era exclusivamente metal.
- Mucho cabello negro y largo, cadenas por doquier, pantalones ajustados y uno que otro como yo, con camiseta blanca y roja. Más que su pinta, que alguna vez estuvo presente en mi casa, me fascinó su pasión. Intenté mas no pude hallar el motivo de esa pasión; a veces parecía que era la batalla anti taurina, otra los estrambóticos sonidos de esa guitarra salida del Tártaro, la gutural voz del vocalista o simplemente la dicha de hallarse entre los suyos, que si bien estadísticamente son pocos, ese día parecían un tornado negro, encadenado y mechudo.
-En estos últimos lapsos de mi vida no me emociono como solía hacerlo, pero ese día recobré algo de mi entusiasmo característico gracias a eventos que había olvidado ver, nada inusuales, cotidianos, típicos, cosas del diario vivir que obvié estos recientes años. Un borracho votado al lado de una carpa, otro vomitando al lado del puesto de hamburguesas y más tarde orinando en el mismo sitio; tipos que hablan contigo sin tener nada que ver con tu existencia, instantes ridículos (como en el que Garrik pisó unos cuantos cds piratas por accidente) y esa gente que hace tu vida diferente y ajena de vez en cuando.
-Cuando hablo de esa gente me refiero a los panas de Garrik. a Álex ya lo conozco y es un gran sujeto, su francecillo era muy gracioso y estaba sencillamente anonadado con reverendo espectáculo. Conocí a Pedrito y Ricardo Naranjo, el primero, salado pero simpático, en el pogo le pegaron como tres veces, sangró dos y muchas veces andaba en una onda totalmente separada a la nuestra. Ricardo por su parte, más coherente y suertudo que su hermano, aunque hubo instantes en los que me asustaba por como hablaba con los perros. No me asustó que hablara con ellos, sino cómo lo hacía. Muchachos para morir de risa, metidos en el pogo, comiendo hot dogs, sufriendo bajo el inclemente sol. Gente que no te cambia pero si te diluye por instantes.
-Entré a mi primer pogo. Siempre quise hacerlo, pero hay cosas que no se pueden negar, soy una ahuevada con mención de honor. Justo iba a entrar a uno cuando se puso muy duro y me hice la loca. Minutos más tarde, se creó uno nuevo y Garrik me llevó al centro, rara vez he visto algo tan fascinante y básico hecho por humanos:
Una horda furiosa, llena de vida, corriendo y saltando, en pos de celebrar algo mientras destruye al de su costado. Desde el centro se veía la majestad de la situación y entendí el porqué de los pogos que hace tanto consideraba ridículos e innecesarios. Es una miscelánea de ira con desahogo, de compañerismo con agresividad pura y de seguridad en uno mismo con temor. Giran, algunos golpean, otros gritan, todos cantan. Si bien todo se da en minutos, tienes tiempo de ver sus rostros, algunos con una furia animal que pide libertad, otros con una sonrisa semi-sangrante que agradece el estar ahí, y otros con una pasión que manifiesta su indvidualidad y sus ganas de romper la vida la mundo. Fascinante, temible...pogo.

-Horas más tarde estábamos volviendo a la casa de Álex, como la ida, a pie. La única diferencia es que ahora era en compañía de Pedrito, Ricardo y sus dos panas cuyo nombre no recuerdo y tomamos una senda distinta en pos de un jugo de naranja.
Son deliciosos esos momentos de gadejo absoluto, donde te ríes de todo, absolutamente todo, un perro que se comió un papel coreano de un man del grupo y un galón de Tampico ayudaron en la ambientación, regaron jugo, yo lo escupí por accidente y seguimos nuestro camino.
-Pasamos por un parquecito donde había de todo un poco, pero en su mayoría hinchas del Barcelona y de mi Quito chupando. Ricardo hizo un comentario Liguista y estos panas se embalaron, además de que el siempre efectivo Garrik les sacó el dedo a la vez que les daba la espalda. Unos metros más adelante, Garrik se percató de que nos seguían y nos alertó; nadie le creyó por la calma con la que lo dijo, hasta que Álex volteó y vio que era verdad. ¿Última palabra que oí? CORRE.
-Tenía ganas de golpearlos, porque a veces parecía que se olvidaban que yo era la única mujer del grupo y al echar a correr, el niño-papel coreano- me tacleó porque le pisé del apuro y estuve luchando contra la gravedad por como 8 segundos que me parecieron eternos. No se si han tenido la suerte de ver a pollitos correr, pero era lago así mi situación, hasta que el cuerpo ya no dio y me caí en el pavimento. Por suerte los borrachos que nos perseguían se detuvieron como tres calles atrás.
-El resto es historia, fuimos a comer pizza en una, perdón la redundancia, pizzería llamada "El Charro" y con decorativa mexicana, además de ser dirigida por un viejo borracho que a duras penas podía hablar y la vuelta a UIO con Papá y Mamá Páez ^^

Como muchas de las salidas que yo solía tener con Garrik, surrealista, aunque creo que esta se pasó por ser realista en exceso.

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