UIO....la única mujer que en verdad me gusta

UIO al amanecer
Quito no sé desde cuando tiene ese efecto narcótico en mi. Conozco New York, Miami, Santo Domingo,Buenos Aires y Santiago. Tosdas bellas, idiotizantes. Pero como Quito ninguna.
Dejando atrás la parte del centro y toda la onda que las postales prostituyen, Quito me fascina por su pinta tan pudorosamente sensual, llena de tornasoles, tonos sepia, y una mezcla de arte puro con el deseo de estra en todas partes.
Tengo la suerte de que a mi ma en el sorteo d apartamentos le haya tocado uno con vista a la ciudad y no al vecino de la bicicleta estática.
Cada día el cielo cambia de sabor. Hoy me supo a algodón de azúcar. A veces me sabe a panela, otra a menta, ahorita está cambiando a uva.
Cada amanecer, parece que los p'ajaros hablaran en un idioma distinto, y es lindo verlos en plena actividasd. Onda 6 y 15 puedo ver en mi corto tramo a la parada del bus a full avecillad en el quehacer diario. Un día vi a dos gorriones pelearse en una rama; otro día vi a un mirlo comerse a una de esas mariposas negars gigantes, y otro día yendo a esgrima vi a dos tórtolas haciendo su nido. Lo bacán de las aves quiteñas es que saben que me fascinan, y por lo mismo, para llenar sus buches de ego presumen sus actividades en mis narices.
No sé que tiene, con sus cafecitos medio destartalados y nombres con pretecniones francesas o italianas, su zona rosa que es mas bien escarlata, sus sonidos que se asemejan a una improvisación de jazz hecha por gatos, cada edificio deja de ser para convertirse en una pieza de bisutería de ese cielo tan o más sucio que ese lienzo aparfentemente desnudo llamado pavimento, tan multicolor, tan bacilante.
CanCan dice que "en UIO, aquí no existe nadie". Y claro, Quito no está necesariamente hecha por las personas que la habitan (porque un 85% de su población no merecen ese privilegio, un 10% terminó aquí de casualidad, un 4% es población extranjera que sabe el verdadero valor de esta quebradita, y el 1% restante...es parte del ornamento que usa UIO todos los días.), ella está hecha por su ambiente, ese airecito de pueblito americano, colonia española, urbe pseudo-moderna. En ese rato, las personas dejan de ser personas para volverse partículas de esta man que se llama Quito.
Hoy ese cielo me inspiró, esa lluvia que se tragaba al piso, que limpiaba la m ierda de los cuervos que cayó en mi cabeza. Me inspiraron esas calles aparentemente limpias, esas luces que a las cuatro ya les da por adornar el cabello de la urbe, SAtella de Interpol...en fin, tanto que me provoca UIO.