Todos sabemos que, bueno, hay una etapa triste, oscura, bastante tupida en nuestras vidas, usualmente recae en la adolescencia pasante a juventud, y bueno, me llegó el turno.
Sin embargo, es más difícil para tus padres, hasta para ti mismo, aceptar esa situación cuando llega un especialista y te dice qué es lo que padeces o cuál es tu problema.
Yo sabía o sentía que algo andaba mal, pero cuando uno no tiene un título en eso no le creen, ni uno mismo se toma en serio.
Ahora, llegan a informarme que mis dudas de alguna forma eran ciertas.
Mi mami, sólo me preguntaba cómo podía ayudar.
Mi viejo, sólo le pregunta a mi mami que qué puede hacer.
yo, me como un tren de gatos porque es feo verles preocupados por algo que a la final, siento que ya me afectó, que ya no puede hacer nada más que decrecer porque lo he afrontado, con o sin psicóloga.
Solo espero a que mis viejos no se lo tomen tan a pecho. Sería perjudicarme, sentir que los utilizo, sentir que me consideran una persona enferma. Y no lo estoy. Tengo mis jodas, pero no es nada que ellos solucionen socapándome o tratándome de manera especial.
Yo no quiero eso.
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