Me fascinan las fotos de niños llorando.
Me fascina ver la inocencia de esas lágrimas.
Inocencia, tan complicada, tan dulzona;
tan manipuladora, tan glotona.
Esas lágrimas, limpiadoras, descubridoras.
Muestran esa inocencia retobada, malcriada,
esa inocencia pedigüeña, caprichosa.
La inocencia de color pútrido,
de gritos golpeadores,
de aroma indiferente.
Me gustan las fotos de niños llorando,
porque revelan la maldad del recién viviente,
revelan el capricho disfrazado de algodón,
revelan que la bondad a veces es superflua,
que la maldad, es genética,
que la crueldad es dulce y tentadora
y la virtud, parece pecadora...
1 comentario:
ahora que lo veo; me gustan las fotos de ninios llorando porque "la maldad, es geneetica" y al mirarlas recuerdo que "los espejos y la copula son abominables, porque multiplican el numero de los hombres"; aunque esas acciones, en mi caso, sean siempre un placer.
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