sábado, 1 de octubre de 2011

América à la mode

Ni siquiera sé cómo empezar este post.
Solo sé que quiero comentar algo deplorable de la cultura Latinoamericana, y es que es en extremo acomplejada.
Sé bien que somos gente de una tierra e historia relativamente joven, que el mestizaje del que somos producto nos deja a veces en la duda de quién somos o quién deberíamos ser; pero sigue sin ser excusa para lo que uno debe ver.
No sé desde qué momento el ser latino es un estigma, pero llega al punto de volver desastrosamente patético el proceder de su gente fuera de las limitaciones del continente. Lo más inquietante, es que la gente con los peores procederes son los ricos, y más repugnante todavía, los ricos jóvenes.
Sí, la gente bonita, de clase alta, que por un gen de colono sacó ojos claros y pecas doradas (sin olvidar la fortuna de papi el médico y mami la abogada) o simplemente tiene un cabello azabache y piel tostada pero sus arcas llenas de monedas de gran valor.
El punto es que vienen de una cultura inculta (sí, escribo así intencionadamente) que les ha enseñado que el ostentar está bien. Hay gente rica por la vida que no necesita dar a entender lo que tiene; pero no, los vástagos de América del Sur tienen la imperiosa necesidad de decir qué harán con sus vidas bordadas con oro.
Yo sé (obvio) que no todos son así, que todo hay en esta vida, pero el hilar muy fino es soñar con utopías, es pensar que tarde o temprano, un único pelagatos podrá batirse contra 500 así:
Que me voy a Egipto.
-Yo ya fui y me aburrí, prefiero volver a París.
Sí, yo también, necesito un Louis Vuitton nuevo, el mío es de la temporada pasada.
-Ya, lo sé, debemos ir juntas, hacer un eurotrip todo bohemio y mochilero
Y lastimosamente, no es así.
Es una pena saber que el mayor problema de Latinoamérica está hospedado en los cerebros de su única esperanza: su juventud.

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